NUESTROS ABUELOS

Nuestros abuelos, Amancio y Eusebia, formaron un matrimonio arraigado en la Tierra de Campos de nuestra Meseta Castellana, de profundas raíces cristianas, católico-practicantes, que hicieron su vida y hacienda entre las localidades de Prado (Zamora) y Villafrechós (VALLADOLID). En su hogar, la fe cristiana, el amor a la familia y al prójimo eran virtudes que se palpaban en la vida cotidiana. La práctica de esas virtudes, junto al sacrificio, el trabajo, el ahorro y algo de inteligencia fueron los medios a través de los cuales alcanzaron un nivel de prosperidad considerable, teniendo en cuenta su modesta procedencia. Los padres de nuestro abuelo descendían de Cerecinos (ZAMORA) y los de la abuela de Prado (ZAMORA). Como era natural en toda la comarca, las dos familias se dedicaban a la agricultura y ganadería en pequeñas explotaciones. Nuestros abuelos nacieron y se conocieron en Prado, allí se casaron y  nacieron tres hijos (Amancio, Victoriano y Leoncio). Luego se trasladaron a Villafrechós para cultivar como colonos las tierras de unos señores hacendados, donde nacieron el resto de sus hijos (Jesús, Ursicino, Mariano, María y José).

En nuestra familia, como en tantas otras familias españolas, hemos sufrido los efectos de la emigración y la pérdida de familiares en las guerras. Sin querer olvidar a nadie, podemos nombrar a León y Luisa, hermanos de la abuela Eusebia, que emigraron a Argentina o al tío Victoriano, víctima y héroe de nuestra guerra civil. Tampoco podemos olvidar a nuestros padres que prematuramente nos dejaron huérfanos y algo desorientados.

Hoy queremos homenajear y dar gracias a nuestros antepasados, nuestros abuelos y sus hijos, nuestros padres, porque el ejemplo de sus vidas puede servirnos, en estos tiempos, de guía para la nuestra.

Jaime Movilla